Mercados, regulación y remuneración.  Ángel Borrego Rodríguez. Director de Renta Fija y Productos Estructurados BNP Paribas Fortis.Pedro Francés Gómez. Universidad de Granada. En el año 2007 comenzó una crisis financiera, cuyas consecuencias son todavía imprevisibles, a pesar de los incipentes signos de recuperación, y que han puesto bajo revisión los modelos económicos actuales y el papel de las distintas instituciones.

Creemos que no está demás recordar estos datos:  El comienzo de la crisis se podría fechar el 6 de agosto de 2007, cuando American Home Mortage, uno de los mayores proveedores independientes de préstamos hipotecarios en Estados Unidos, se declara en quiebra. Tres días después, un banco francés, BNP Paribas, comunicaba que era incapaz de calcular el valor liquidativo diario de tres de sus fondos de inversión con problemas relacionados con las hipotecas “subprime”. En ese momento comenzaban las inyecciones de liquidez de los bancos centrales, con el BCE a la cabeza inyectando 95.000 millones de euros. En noviembre de 2007, el segundo banco hipotecario americano, Bearn Stears, presenta pérdidas por primera vez en 83 años y el máximo responsable de Citigroup dimite por presentar el banco cuantiosas pérdidas derivadas de las hipotecas subprime. A partir de ese momento, la cascada de noticias sorprende a todo el mundo, y el sistema financiero americano se resiente de un modo impensable hasta la fecha. En enero de 2008, dimite el consejero delegado de Bearn Stears, el banco pierde el 97% de su valor en bolsa y JP Morgan lo compra por tan solo 2 dólares en marzo de 2008. Al otro lado del Atlántico ocurre un proceso similar, abril de 2008 el banco UBS anuncia las pérdidas superiores a 7.000 millones de euros. La crisis financiera se agrava en septiembre y en el país más defensor del sistema liberal, Estados Unidos comienzan a nacionalizarse entidades financieras Freddie Mac y Fannie Mae, inyectando en sus balances 140.000 millones de dólares. En septiembre de 2008 el principal banco hipotecario de Estados Unidos Lehman Brothers fundado en 1850 y declarado en 2007 por la revista Fortune “como la entidad más reputada del mundo” quiebra. La falta de confianza en el sistema financiero hace que la crisis financiera se traslade a toda la economía en su conjunto. Lo que parecería un problema de especuladores financieros, que debería haber afectado a los accionistas de los bancos e inversores arriesgados, pasa a minar casi todas las economías mundiales. En Europa y Estados Unidos se inicia una recesión económica que afecta a todos los sectores. La crisis es tan grave y tan profunda que incluso genera la quiebra de países como es el caso europeo de Islandia. El sistema bancario de Islandia, con un pasivo equivalente a 10 veces el PIB del país, quiebra y el 4 de octubre de 2008 es nacionalizado; la bolsa y la corona islandesa se hunden. Los ciudadanos islandeses ven atónitos como sus ahorros se desvanecen ante un problema del que hace apenas meses no eran conscientes.  Una crisis financiera motivada por unos productos financieros que llevaron a asumir un riesgo excesivo al sistema bancario, y financiada por una burbuja de liquidez fruto de la decisión de los bancos centrales (principalmente la FED), traen como consecuencia una crisis económica que nadie había imaginado, y además se genera una falta de confianza en el sistema al entender que las instituciones y organismos públicos de los distintos países han sido incapaces de controlar, regular y supervisar el sistema financiero.Un ejemplo de esto eran las agencias de rating. El viernes 12 de septiembre de 2008 Lehman Brothers tenía una calificación crediticia de A2/A- (grado de inversión suficientemente atractivo), el lunes 15 de septiembre el banco quebró, sin ninguna advertencia previa por parte de las agencias de rating. El resultado son las dimisiones de los máximos responsables de los bancos y con ello un sinfín de ayudas públicas y dinero proveniente de los impuestos en los diferentes países se dedica a sanear los balances de las entidades financieras con problemas tanto en Estados Unidos como en Europa. En este proceso la opinión pública debería pasar del estupor al malestar. En Estados Unidos se produce un trasvase de 3 trillones de dólares en ayudas al sistema financiero, la FED aumenta su balance durante la crisis un 190% para inyectar liquidez al sistema, se producen cientos de miles de despidos en los principales bancos en todos el mundo y sin poder evitarlo, los máximos responsables, las personas que han estado al frente de los bancos de inversión y aseguradoras dimiten y son “premiados” con remuneraciones cuantiosas mientras las economías se hunden y el paro se dispara. El Consejero delegado de Citigroup, Charles Prince con un sueldo el 2007 de 10,79 millones de euros es despedido y recibe una indemnización por ello de 117 millones de euros; en Merril Lynch se producen los ceses de Stan O’neal y John Train cobrando 117 y 143 millones de euros, el que fue histórico gerente de Lehman Brothers y que llevó el banco a la quiebra, Richard Fuld con un sueldo en 2007 de 37,86 millones de euros recibe de indemnización 17 millones euros más, la revista Forbes publicaba que durante todo su mandato Fuld había recibido un total de 487 millones de US dólares.Al analizar estas remuneraciones se observa que el sistema de incentivos y remuneración de los consejos de administración y directivos carecía de la supervisión de los accionistas y estaba diseñado de modo erróneo. Se denomina “Riesgo Moral”, en jerga económica al efecto de sentirse seguro ante el riesgo: ese efecto consiste en que uno tiende a sumir más riesgo del razonable. En ello incurrieron los gestores de estos bancos y empresas: han buscado objetivos personales (remuneración) en detrimento de los intereses de los accionistas asumiendo un riesgo excesivo en el balance de las compañías que gestionaban. Esto se pudo hacer dado que ni los accionistas ni los gobiernos tenían conocimiento exacto del riesgo asumido (Asimetría de la información).Entre las múltiples reformas que ahora se proponen, muchas tienen que ver con la remuneración de los ejecutivos de la banca y entidades de inversión. Hay que decir que sobre este tema el problema no es la falta de normas. Casi todo los países desarrollados, y sobre todo en el mundo anglosajón, cuentan con códigos de conducta y códigos de buen gobierno corporativo, incluso en algunos países dichas normas son de obligado cumplimiento; y a pesar de ello, durante esta crisis se ha visto como gran parte de los beneficios empresariales no han llegado ni a los accionistas, ni a los empleados ni al Estado vía impuestos; han sido distribuidos generosamente entre la cúpula directiva sin ningún tipo de pudor y sin ninguna relación entre el resultado de las acciones (como al quiebra de Lehman) y la remuneración de su máximo directivo.En España, donde el Código de Buen Gobierno se cumple cada vez más (según informan las empresas), el peor nivel de cumplimiento del Código es en lo relativo a la remuneración: más de un 75% de las empresas no individualiza la remuneración de los Consejeros y publica la remuneración total del Consejo, más del 75% no somete a Junta General la remuneración de los consejeros y más de la mitad de las empresas no pone contrapeso al poder del Presidente. El control de los sistemas de remuneración es importante no solo para los accionistas, sino también para el sistema en sí. Durante esta crisis ha quedado en evidencia el sistema de remuneración, ya que al estar ligados los bonus de los directivos a objetivos a corto plazo, a la evolución de las acciones, han generado una propensión a asumir riesgos excesivos cuya principal consecuencia ha sido la quiebra de compañías.