En las siguientes líneas examinaré brevemente las implicaciones de esta novedosa categoría moral propuesta por Mark Rowlands en relación a la tarea de identificar aquellos seres que merecen consideración moral.
Como bien sabemos, la identificación de aquellos individuos capaces de experimentar emociones conscientes es clave para determinar qué seres merecen ser considerados moralmente.1 Esto es defendible desde distintos enfoques normativos (véase Horta, 2009). Sin embargo, dado que no somos capaces de mesurar directamente qué individuos son conscientes, dependemos de otro tipo de información, que podemos denominar indirecta, para evaluar la probabilidad de que un individuo sea capaz de darse cuenta en mayor o menor medida de aquello que le sucede. Este enfoque reduccionista, a pesar de ser la herramienta más fiable que disponemos para esta tarea, deviene más cuestionable cuando consideramos el caso de individuos incapaces de utilizar alguna de las formas de lenguaje humano (Sánchez Suárez, 2010). Este hecho es fundamental para comprender que desde el ámbito científico aun existan posturas desde las que se argumenta que únicamente ciertos miembros pertenecientes a la familia Hominidae son capaces de procesar sus emociones conscientemente, o que incluso sólo ciertos humanos son conscientes.2 Esto es así a pesar de que disponemos de información de naturaleza comportamental, neuroanatómica, neurofisiológica y evolutiva que en conjunto indica que probablemente este tipo capacidades no sólo se circunscriben a este grupo, sino que posiblemente sean compartidas por muchos otros individuos pertenecientes a diferentes especies animales (Butler & Cotterill, 2006; Cabanac et al, 2009; Edelman et al, 2005; Chandroo et al, 2004; Seth et al, 2003).
Es en este contexto donde esta nueva categoría moral propuesta por Rowlands, basada en los recientes hallazgos científicos que sugieren que habilidades como la empatía, la compasión, la reciprocidad y la justicia no son exclusivamente humanas (Ben-Ami Bartal et al, 2011; de Waal, 2009; Horner et al, 2011; Mogil, 2012), puede ser útil para plantear un nuevo enfoque en relación a la tarea de identificar a aquellos seres capaces de experimentar emociones conscientes. El elemento determinante aquí es que no parece parsimonioso explicar la posesión de estas capacidades -que se plasma en la manifestación de un comportamiento pro-social-3 sin apelar a la capacidad de atribuir estados emocionales a otros individuos, y en base a los cuales predecir las acciones de estos otros sujetos. De hecho, la explicación más plausible para estos hallazgos es que estos animales no humanos no sólo parecen estar dotados de esta capacidad, sino que parecen capaces de realizar juicios morales en el sentido defendido aquí por Rowlands. De acuerdo con esto, el concepto de sujeto moral nos permitiría aproximarnos a la cuestión de la identificación de la distribución de la capacidad de ser consciente a lo largo de la filogenia animal de una forma más ambiciosa. Al identificar un sujeto moral ya no sólo estaríamos indicando que probablemente se trate de un ser consciente y por tanto paciente moral: la posesión del estatus de sujeto moral sería inherente a la condición de sujeto sintiente a la vez que indicaría que se trata de un ser con unas determinadas capacidades conscientes de acuerdo a las cuales deberá ser respetado.
Referencias
Berridge, K.C. & Winkielman, P. (2003): What is an unconscious emotion: The case for unconscious ‘liking.’ Cognition and Emotion 17: 181-211.
Ben-Ami Bartal, I., Decety J. & Mason, P. (2011): Empathy and pro-social behavior in rats. Science 334: 1427-1430.
Butler, A.B. & Cotterill, R.M.J. (2006): Mammalian and Avian Neuroanatomy and the Question of Consciousness in Birds. The Biological Bulletin 211: 106-127.
Cabanac, M., Cabanac, A.J. & Parent, A. (2009): The emergence of consciousness in phylogeny. Behavioural Brain Research 198: 267-272.
Chandroo, K.P., Duncan, I.J.H. & Moccia, R.D. (2004): Can fish suffer?: perspectives on sentience, pain, fear and stress. Applied Animal Behaviour Science 86: 225-250.
De Waal, F. (2009): The origins of fairness. The New Scientist 204: 34-35.
Edelman, G.M., Baars, B.J. & Seth, A.K. (2005): Identifying hallmarks of consciousness in nonmammalian species. Consciousness and Cognition 14: 169-187.
Horner, V., Carter, J.D., Suchak, M. & de Waal, F. (2011): Spontaneous prosocial choice by chimpanzees. PNAS 108: 13847-13851.
Horta, O. (2009): El cuestionamiento del antropocentrismo: distintos enfoques normativos. Revista de Bioética y Derecho 16: 36-39.
James, W. (1884): What is an emotion? Mind 9: 188-205.
Mogil, J.S. (2012): The surprising empathic abilities of rodents. Trends in Cognitive Sciences 16: 143-144.
Paul, E.S., Harding, E.J. & Mendl, M. (2005): Measuring emotional processes in animals: the utility of a cognitive approach. Neuroscience and Biobehavioral Reviews 29: 469-491.
Rolls, E.T. (2007): A computational neuroscience approach to consciousness. Neural Networks 20: 962-982.
Sánchez Suárez, W. (2010): The Moral Consideration of Nonhuman Animals: How to Identify Which Beings are Conscious? Telos. Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas 17: 35-45.
Seth, A.K., Baars, B.J. & Edelman, D.B. (2003): Criteria for consciousness in humans and other mammals. Consciousness and Cognition 14: 119-139.
Notas
1. Aquí me refiero a emociones como a aquellos procesos psicológicos que se dan en los animales cuya finalidad es evitar peligros y daños, o la obtención de recompensas o recursos deseados (Paul et al, 2005). A pesar de que históricamente se ha asumido que las emociones son necesariamente procesos conscientes (James, 1884), recientes trabajos sugieren la posibilidad de que no todas las emociones sean procesadas conscientemente (véase Berridge & Winkielman, 2003).
2. De acuerdo con esta posición, humanos de corta edad o con determinadas lesiones cerebrales no podrían ser considerados como seres conscientes. Véase Rolls, 2007.
3. Se entiende por comportamiento pro-social aquel tipo de comportamiento llevado a cabo por un individuo con el fin de favorecer a otros, y que no implica necesariamente un beneficio para quien lo realiza.