Verdad, desinformación y verificación:
contexto de estudio y contribución al debate

Astrid Wagner

Instituto de Filosofía del CSIC

astrid.wagner@csic.es

Sara Degli-Esposti

Instituto de Filosofía del CSIC

sara.degli.esposti@csic.es

1. El contexto social y jurídico en el que se sitúa este monográfico

En el contexto de la que se conoce como economía de las plataformas —o de la vigilancia (Zuboff 2015)— las personas están cada vez más expuestas al riesgo de ser víctimas de manipulación a través de campañas de desinformación. Aunque ya se habían estudiado durante las últimas décadas una serie de efectos alienantes, aceleradores, polarizadores y amplificadores de la esfera digital, fue desde el inicio de la pandemia, con el enorme impacto de la infodemia en la salud de la población y la convivencia civil durante una crisis sanitaria a nivel global, cuando los diferentes campos de investigación han realizado intensos esfuerzos para aunar las perspectivas, de tal forma que está surgiendo un campo de investigación interdisciplinar en torno al problema de la desinformación.

Cuando hablamos de desinformación (en inglés disinformation), nos referimos a la generación y difusión de contenidos manipulados con el fin de obtener beneficios económicos o llevar a cabo acciones propagandísticas que produzcan algún beneficio político. La desinformación, también conocida como operaciones informativas (en inglés information operations), forma parte del conjunto de amenazas hibridas (hybrid threats) que requieren un esfuerzo constante para estar alerta y ser consciente de las circunstancias y de los riesgos y oportunidades que conllevan (situational awareness).

Según la OTAN, “las amenazas híbridas combinan medios militares y no militares, así como encubiertos y manifiestos, incluyendo la desinformación, los ciberataques, la presión económica, el despliegue de grupos armados irregulares y el uso de fuerzas regulares. Los métodos híbridos se utilizan para desdibujar los límites entre la guerra y la paz, e intentan sembrar la duda en las mentes de las poblaciones objetivo. Su objetivo es desestabilizar y socavar las sociedades” (OTAN 2021). Desde 2015, la OTAN tiene una estrategia con respecto a su papel en la lucha contra la guerra híbrida.

Con la reciente invasión de Rusia en territorio ucraniano experimentamos de cerca las consecuencias, los sufrimientos y las incertidumbres de la guerra híbrida. Más allá del equipamiento asimétrico con tropas militares y la última tecnología armamentística, la guerra cibernética tiene una influencia decisiva en los acontecimientos y en la motivación de las partes implicadas. Además, el hecho de que se trate de una guerra en la que todas las partes implicadas directa o indirectamente tienen, en mayor o menor medida, potencial de desinformación, dificulta enormemente la evaluación internacional de los acontecimientos en la zona de guerra. Maldita ha identificado a 149 bulos relacionados con campañas de desinformación sobre el ataque de Rusia contra Ucrania entre el 24 de febrero y el 28 de abril de 2022. La mayoría de los bulos usan imágenes provenientes de otros momentos históricos o contextos como pruebas que sustenten versiones pro-rusas de la guerra o desmienten la veracidad de imágenes reales de la guerra en Ucrania. Hay una colección de bulos que pretende desacreditar el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, haciéndolo pasar por adicto a la cocaína, borracho o depravado. Hay bulos que usan imágenes de otras guerras, de refugiados de otros países o de videojuegos para dar credibilidad a sus historias inventadas. Muchos contienen declaraciones falsas de políticos o declaraciones provenientes de cuentas falsas de Twitter. Otros utilizan recursos de falsa autoridad, se basan en rumores o en teorías de la conspiración, tratando de capturar la atención del público con mensajes impactantes. Esta información además convive perfectamente dentro de un ecosistema de marketing digital que fomenta el amarillismo y el clickbait, se comparte en distintas redes sociales por usuarios que pueden ser tanto bots como personas.

Si comparamos los bulos sobre la guerra de Ucrania con los bulos sobre las vacunas de la COVID19, encontramos un patrón que se repite. La manipulación del conocimiento experto, especialmente del conocimiento científico, forma parte del arsenal de las campañas de desinformación. Las campañas más divisivas, desde el Brexit al referéndum de secesión de Cataluña, sufren el riesgo de infiltraciones por parte de terceros (tanto Estados extranjeros como particulares o empresas) que pueden desplegar estrategias de comunicación y de ingeniería social diseñadas con el objetivo de desestabilizar las instituciones públicas o el propio sistema democrático promoviendo ideas identitarias excluyentes o comportamientos violentos o antisociales. De hecho, la creciente preocupación por el fenómeno de la desinformación se debe a su relación con la polarización afectiva, el sectarismo, las teorías de la conspiración y el extremismo político. Esta peligrosa lacra social ataca los valores fundamentales a la base de la convivencia democrática cuyos pilares son la deliberación, la escucha, el diálogo y la negociación.

Los canales de QAnon1 en todo el mundo han elogiado la guerra de Rusia desde que comenzó. Ven la invasión como un intento de acabar con la “Cábala” internacional en torno a la cual giran las teorías conspirativas de QAnon. Plantean diferentes ideas sobre los objetivos de la guerra, ya sea para destruir los “biolaboratorios” de Estados Unidos en Ucrania que, según afirman, están inventando una nueva enfermedad parecida al Covid, o para evitar el “Gran Reset” que supuestamente busca utilizar la pandemia para destruir el capitalismo e instalar un gobierno mundial. La conspiración del “biolaboratorio” –impulsada por fuentes estatales rusas en marzo de 2022 que afirma falsamente que existen laboratorios estadounidenses en Ucrania con el fin de crear armas biológicas– ha circulado desde al menos 2021 (Aidarbekova 2022). La mayor parte de QAnon global lleva tiempo considerando a Putin como un héroe que lucha al lado del antiguo presidente Trump. En enero de 2020, una de las primeras publicaciones de QAnon ruso fue una afirmación de que Putin había celebrado una serie de reuniones en Damasco, Siria, que evitaron el inicio de una tercera guerra mundial. Un canal británico de QAnon afirmó en septiembre de 2021 que Putin ha estado luchando contra la cábala satánica del Estado profundo desde que llegó al poder, por lo que los medios de comunicación mundiales retrataron a Rusia y su presidente como los “malos”.

Según un informe del Oxford Internet Institute (Bradshaw, Bailey y Howard 2020), en 2020, países autoritarios como Rusia, China e Irán utilizaron la desinformación sobre el coronavirus para reforzar el discurso antidemocrático y la confianza en los funcionarios de salud y en los agentes gubernamentales. Las plataformas tratan de limitar el uso indebido de sus servicios eliminando las cuentas que parecen estar dirigidas por ciberdelincuentes. Los datos oficiales de Facebook y Twitter revelan que entre enero de 2019 y noviembre de 2020 se eliminaron más de 10.893 cuentas de Facebook, 12.588 páginas de Facebook, 603 grupos de Facebook, 1.556 cuentas de Instagram y 294.096 cuentas de Twitter. Facebook también informó que casi US 10 millones de dólares se gastaron en anuncios políticos de las tropas cibernéticas que operan en todo el mundo. Se estima que casi 60 millones de dólares se gastaron en la contratación de empresas de propaganda informática desde 2009.

2. Iniciativas para combatir la desinformación

En España el artículo 20 de la Constitución de 1978 reconoce los derechos “d) a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”. Ese derecho conlleva a la obligación –reflejada en el artículo 3. de la Ley 17/2006, de 5 de junio, de la radio y la televisión de titularidad estatal– de “Garantizar la información objetiva, veraz y plural, que se deberá ajustar plenamente al criterio de independencia profesional y al pluralismo político, social e ideológico presente en nuestra sociedad, así como a la norma de distinguir y separar, de forma perceptible, la información de la opinión”. ¿Cómo garantizamos la veracidad de la información en los demás ‘medios de difusión’ que no son de titularidad estatal?

Hay diversos esfuerzos e iniciativas para regular las comunicaciones digitales y contener el problema. En junio 2020, la Comisión Europea (2020) envió una comunicación al Parlamento Europeo y a otros órganos oficiales para coordinar una respuesta inmediata, en base a los recursos existentes, a la desinformación en torno a la pandemia provocada por el coronavirus. En marzo de 2021, la Comisión Europea publicó un Código de buenas prácticas sobre la desinformación2, que ha sido firmado por plataformas digitales (Facebook, Google, Mozilla, Twitter, Microsoft y TikTok) y asociaciones comerciales. El código se basó en el asesoramiento del Grupo de Expertos de Alto Nivel (HLEG) sobre noticias falsas y desinformación en línea.3 La International FactChecking Network (IFCN), que se lanzó en 2015, agrupa a las principales agencias de verificación del mundo bajo el mismo código de principios. El 2 de abril, la IFCN celebra el Día Internacional de la Verificación de Hechos. España cuenta con agencias de verificación como EFE Verifica, Maldita.es, VerificaRTVE o Newtral. Entre las iniciativas volcadas en la verificación de información en Español sobre COVID19 hay que recordar además LATAM Chequea Coronavirus.4

La Comisión Europea ha financiado varios proyectos de investigación e iniciativas para combatir la desinformación. En abril de 2018, la Comisión Europea publicó una Comunicación titulada “Hacer frente a la desinformación en línea: un enfoque europeo”, en la que abordaba los retos asociados a la desinformación en línea. El Observatorio Europeo de Medios Digitales (EDMO) es uno de los elementos del plan de acción detallado de la Comisión sobre la lucha contra la desinformación, publicado el 5 de diciembre de 2018. El plan tiene como objetivo reforzar las capacidades y fortalecer la cooperación entre los Estados miembros y la UE en cuatro áreas clave: mejorar la detección, coordinar las respuestas, trabajar con las plataformas en línea y la industria, sensibilizar y capacitar a los ciudadanos para responder a la desinformación en línea. En el marco de la EDMO, la CE ha financiado ocho centros nacionales, operativos desde finales del verano de 2021. Los centros están situados en Irlanda, Bélgica, Chequia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Eslovaquia, España, Suecia y Noruega. Iberifier5 –el proyecto de la Unión Europea para la creación de un observatorio de medios digitales y desinformación en España y Portugal– cuenta con un consorcio de 23 instituciones españolas y portuguesas. De la misma forma, el proyecto EUvsDisinfo6 del Servicio Europeo de Acción Exterior tiene como objetivo aumentar la conciencia pública y la comprensión de las operaciones de desinformación del Kremlin.

Entre los cambios normativos que van a tener un fuerte impacto en la lucha contra la desinformación destaca el paquete de medidas que pretende regular el mercado de los servicios digitales. En diciembre de 2020, la Comisión Europea bajo el liderazgo de Margrethe Vestager, jefa de competencia de la UE, propuso dos nuevos reglamentos europeos: la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA). El 25 de marzo de 2022 se alcanzó un acuerdo político sobre la DMA y el 23 de abril de 2022 sobre la DSA. El DSA se centra en regular las redes sociales, las tiendas de APPs, los servicios de viajes y alojamiento en línea y todo tipo de servicio online. El DMA se centra en las plataformas que sirven de intermediarios (en inglés, gatekeeper) entre las empresas y los consumidores. El paquete de medidas obligará a los gigantes tecnológicos como Google y Meta a vigilar los contenidos ilegales en sus plataformas de forma más agresiva, o de lo contrario se arriesgan a posibles multas multimillonarias (multas de hasta el 6% de los ingresos anuales globales de las empresas). Las empresas tecnológicas estarán obligadas a aplicar nuevos procedimientos destinados a retirar el material ilegal, como la incitación al odio, el terrorismo y los abusos sexuales a menores. Los mercados de comercio electrónico, como Amazon, también deberán impedir la venta de productos ilegales en virtud de la nueva normativa. La ley incluye medidas que obligan a los gigantes tecnológicos a ser más transparentes sobre los algoritmos que utilizan para recomendar contenidos a los usuarios.

3. La contribución de este monográfico al debate

Este monográfico pretende profundizar en distintos temas relacionados con la desinformación aportando claridad terminológica y reflexiones teóricas desde la ética, la filosofía política y la epistemología sobre el concepto de verdades compartidas en el espacio de convivencia democrática. Las autoras y autores que contribuyen a este monográfico nos ayudan a reflexionar sobre el papel que juegan las emociones, las opiniones, los prejuicios de género, o la cambiante definición de verdad en la construcción de la realidad social en el entorno digital. El monográfico pone de relieve la necesidad de abarcar el tema de la verificación de noticias dentro del más amplio problema epistémico-filosófico del concepto de verdad. Permite además profundizar en el diagnostico del problema mediante el análisis de los sesgos ideológicos de cada actor involucrado en la generación de verdades y de los consecuentes riesgos de censura que emergen cuando cobran relevancia dinámicas de exclusión basadas en la contraposición entre grupos sociales, en el negacionismo o en la conspiranoia. De forma similar, el concepto de responsabilidad nos permite discutir la viabilidad de distintas líneas de actuación que respeten el difícil equilibrio entre libertad de expresión y la necesidad de investigar y perseguir aquellos que cometen delitos de odio o ciberacoso sin avalar iniciativas que puedan considerarse formas de censura.

Este monográfico invita a reflexionar sobre la reiteración de estereotipos y la explotación de sesgos psicológicos y pensamientos conspiratorios en campañas de desinformación hacia un análisis de las responsabilidades individuales, colectivas y estructurales en la generación de ese fenómeno y sobre todo en la mitigación de las consecuencias sociales y políticas que provoca. Los distintos contenidos fabricados o manipulados usados en campañas de desinformación nos proporcionan ejemplos de cómo las tecnologías digitales pueden ser usadas para reforzar y explotar antiguos prejuicios raciales, de género, o de clase social.

Los 16 artículos que forman parte de este monográfico están ordenados temáticamente en cinco secciones.

Los trabajos de Wagner, Aramayo y Segura Guiscafré, que componen la sección I, resumidos bajo el título Habitar la sociedad digital. Consideraciones fundamentales y diagnóstico de problemas, tienen un carácter programático y de diagnóstico, destacando la complejidad e interconexión de distintos retos epistémicos, éticos, políticos y sociales planteados por la digitalización de las sociedades.

Los artículos de Velasco, Marciel Pariente, Ortega Martín y Sánchez Berrocal, que integran la sección II Democracia deliberativa, propaganda y populismo, se dedican a diversas formas de desinformación política y a sus efectos destructivos y desestabilizadores en los procesos de deliberación democrática.

En la sección III Negacionismo, conspiranoia y obstruccionismo se recogen las aportaciones de Marín Penella, Moreno Olmeda y Navarro Erausquin y, que abordan desde perspectivas epistemológicas, éticas y sociológicas una serie de dinámicas y actitudes psicológicas, que son promovidas y amplificadas por las redes sociales.

La sección IV Desinformación y cuestiones de género se centra en una subcultura digital que puede denominarse ‘manosfera española’, un espacio aglutinador de todos aquellos que tienen un interés común en la masculinidad y su supuesta crisis y que promueven discursos afectivo-ideológicos antifeministas y misóginos (Mingo, Fernández Díaz y Forte 2022). Las aportaciones de Pérez Bernal, Huete, Argyriou y Chica Morales abordan la relación entre falsa información, polarización, feminismo y reivindicaciones sociales y políticas del colectivo LGTBI.

Finalmente, la sección V comprende, bajo el título Emoción, persuasión y las nuevas formas de la doxa, las aportaciones de Morán Roa, Palomo García y Jaime Nieto, que examinan desde la epistemología, la psicología y el estudio de las emociones una serie de procesos que obstaculizan la formación de actitudes críticas.

Este monográfico incluye además entrevistas con dos periodistas y un filosofo que han decidido compartir con nosotras sus inquietudes e ideas. Desde distintas perspectivas, los tres expertos nos ayudan a responder a las mismas preguntas sobre las causas que han producido el aumento de la desinformación en los últimos años; comparten además con los lectores y las lectoras su valoración de los riesgos y peligros que conlleva la desinformación y sus propuestas para implementar estrategias eficaces para combatirla. Magis Iglesias Bello, periodista española especializada en información política, habla de la industria de la desinformación, de cómo los populismos desacreditan a los medios de comunicación convencionales, y de la obligación del periodismo de actuar como contrapoder aportando información veraz y rigurosa. Pablo Hernández Escayola, coordinador de investigación académica en Maldita.es, pone de relieve que los desinformadores que cuestionan la “información oficial” y promueven “verdades alternativas” logran beneficios con sus mentiras. La desinformación, dice Hernández “entorpece el buen funcionamiento de los mecanismos democráticos y crea ciudadanos recelosos con el sistema”. Diego Garrocho Salcedo, profesor de Ética y Filosofía Política en la Universidad Autónoma de Madrid, avanza que, en lugar de ser una forma de mentira, la posverdad se puede interpretar como “la asunción de que la diferencia entre la verdad y la mentira es una estricta convención” y propone que, para contrarrestar este relativismo epistémico, deberíamos “aprender a dudar de nuestras certezas” y tener más cuidado con consumir información que ratifique nuestros prejuicios.

Todos coinciden en la importancia de la alfabetización digital y de la importancia de que los lectores reflexionen, antes de compartir algo, sobre la veracidad y fiabilidad del contenido en cuestión. Según Magis Iglesias, en el diagnóstico del problema de la desinformación tiene un papel importante la depauperación del periodismo provocado por los recortes en personal cualificado con una fuerte deontología profesional y por la economía de la atención que reduce la calidad de cualquier contenido en línea al número de visualizaciones. De ahí que la periodista insista en la necesidad de invertir en personal cualificado capaz de situar la buena praxis profesional y la ética del interés general por encima de todo. Según Pablo Hernández, los verificadores de noticias no deben limitarse a desmentir unos cuantos bulos, sino también trabajar en la redacción de artículos explicativos sobre temas muy asociados con campañas de desinformación como pueden ser el cambio climático o las vacunas. Por último, Diego Garrocho pone el acento en la necesidad de que se establezcan mecanismos para que los medios de comunicación sean independientes de los poderes ejecutivo y legislativo y se financien con cuotas de subscripción, y no con publicidad, para así asegurar la calidad de sus contenidos.

Agradecimientos

Las editoras quieren agradecer la labor y le compromiso de Daniel López Castro, Melania Moscoso y de las expertas y expertos que han ayudado en la labor de revisión de los artículos finalmente incluidos en este monográfico.

Reconocimiento de la financiación recibida por las agencias de investigación

Esta introducción y la edición de este monográfico forman parte de las actividades de investigación financiadas por los siguientes proyectos liderados o al que contribuye cada editora.

Proyectos de la editora Astrid Wagner (Instituto de Filosofía del CSIC, Grupo Theoria cum Praxi): (a) RESPONTRUST Uncertainty, Trust and Responsibility. Keys to Counteracting Disinformation, Infodemic and Conspiranoia during the COVID19 pandemic (SGL2104001, PTI Salud Global del CSIC), financiado por la Unión Europea “NextGeneration”/PRTR; (b) INconRES Incertidumbre, confianza y responsabilidad. Claves ético-epistemológicas de las nuevas dinámicas sociales en la era digital (PID2020-117219GB-I00), financiado por MCIN/ AEI/10.13039/501100011033/; (c) ON TRUST-CM (H2019/HUM-5699), financiado por la Consejería de Educación e Investigación de la Comunidad de Madrid, Fondo Social Europeo.

Proyectos de la editora Sara Degli-Esposti (Instituto de Filosofía del CSIC, Grupo de Éticas Aplicadas): (a) H2020 project “TRESCA – Trustworthy, Reliable and Engaging Scientific Communication Approaches” (No. 872855); (b) CYNAMON – Cybersecurity, Network Analysis and Monitoring for the Next Generation Internet”. Programas de Actividades de I+D entre grupos de investigación de la Comunidad de Madrid en tecnologías 2018 (P2018/TCS-4566; B.O.C.M. Núm. 304; 21 diciembre 2018).

Bibliografía

Aidarbekova, Aiganysh. 2022. “Russia’s Qanon Followers Can’t Make up Their Minds About Ukraine.” Bellingcat del día 15 de abril. URL: https://www.bellingcat.com/news/2022/04/15/russias-qanon-followers-cant-make-up-their-minds-about-ukraine/

Bradshaw, Samantha, Hannah Bailey, and Philip N. Howard. 2020. “Industrialized Disinformation. 2020 Global Inventory of Organized Social Media Manipulation.” Oxford Internet Institute, 13 de enero de 2021. URL: https://demtech.oii.ox.ac.uk/research/posts/industrialized-disinformation/#continue

Comisión Europea. 2020. “Comunicación conjunta al Parlamento Europeo, al Consejo Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones: La lucha contra la desinformación acerca de la COVID-19: contrastando los datos.” JOIN(2020) 8 final. Publicado el día 10 de junio. URL: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?uri=CELEX%3A52020JC0008

Mingo, Elisa García, Silvia Fernández Díaz y Sergio Tomás Forte. 2022. “(Re) Configurando El Imaginario Sobre La Violencia Sexual Desde El Antifeminismo: El Trabajo Ideológico De La Manosfera Española.” Política y Sociedad 59, no. 1: 4.

OTAN. 2021. “NATO’s Response to Hybrid Threats.” Versión actualizada al día 16 de marzo de 2021. URL: https://www.nato.int/cps/en/natohq/topics_156338.htm.

Zuboff, Shoshana. 2015. “Big other: surveillance capitalism and the prospects of an information civilization.” Journal of Information Technology 30 (1): 75-89. https://doi.org/10.1057/jit.2015.5. https://doi.org/10.1057/jit.2015.5.

Notas al final

1. QAnon es la conspiración que afirma que el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, lleva años trabajando en la derrota de una “cábala” pedófila y adoradora de Satanás que opera dentro del “estado profundo” estadounidense.

2. https://digital-strategy.ec.europa.eu/en/policies/code-practice-disinformation

3. https://digital-strategy.ec.europa.eu/en/library/final-report-high-level-expert-group-fake-news-and-online-disinformation

4. https://chequeado.com/latamcoronavirus/

5. https://observatoriocibermedios.upf.edu/iberifier-observatorio-medios-digitales-desinformacion

6. https://euvsdisinfo.eu/