El suicidio: quizás sea uno de los temas más ocultos y vetados en nuestra sociedad (véase la hermana de Letizia Ortiz).
Máxime cuando las condiciones de existencia se merman y eso que llaman humanidad empieza a ser difícil de reconocer.
Argumentos a favor de la vida, no sólo la de los embriones, ya hemos escuchado bastantes.
Todos ellos giran, o bien en torno a la propia heroicidad del sujeto (su misión en la vida, su finalidad, etc.), o bien en torno a un orden superior externo (religioso, humanidad, nomadismo, etc.), o bien en torno a las diversas praxis cotidianas.
En cualquier caso, llega un momento en que ya los has escuchado todos.
Y buscas aquellos discursos que circundan en torno a la muerte, el suicidio, la eutanasia, el asesinato, etc. Centrémonos en el caso del suicidio.
Una persona que se plantea como elección dejar de vivir. ¿Qué discursos pueden articular su alternativa? Pocos, malos e imposibles.
Si revisamos los foros de internet, nos aconsejarán (después de animarte a vivir y todo eso);
1-Inyectarte aire en las venas. En fin, House ha hecho mucho daño y las pelis de terror. Pero para ser capaz de inyectar aire en una vena o arteria, no es tan sencillo como pueda parecer, sino seríamos casi todos enfermerxs.
2-Atibórrarte de pastillas. Te haces una mezcla de 80? 100? Y te pones a dormir, total ya, poco queda. En el mejor de los casos te despiertas a los dos días como si nada. Si no tienes esa suerte tendrás una embolia cerebral que te dejará peor de lo que estás.
3-Clásico. Tírate. ¿Desde donde? Siempre hay gente en todos los lados. Y de nuevo, si no te acabas de matar qué.
4-A cortarse la yugular. Pues resulta que no es tan sencillo distinguir los tendones de las arterias y demás.
5-Cómo no. En honor a nuestro querido Kurt Cobain: pistola! Uy, hace falta licencia de armas y conseguirla que no es sencillo.
6-Sobredosis. Ésta se la dedico a mi querida Janis Joplin. Si nunca te has metido mierda, ¿por qué ahora tienes que andar conociendo un mundo del que no tienes ni idea y no distingues farlopa de chocolate?
En resumen esas son las opciones. Y tienden a verse como la solución de 'tus problemas'.Y en el caso de que no puedas realizarlas, que es lo más probable, sólo te queda seguir arrastrándote día tras día. Porque dar la vuelta a la tortilla siempre ha sido difícil.
Pero, aunque no tengas problemas, ¿y si es tu elección? ¿Y si es simplemente una decisión humana, personal? ¿Por qué tanto paternalismo?
¿Qué pasa que si legalizamos el suicidio? U ofrecemos los métodos correctos que te eviten sufrir más de lo necesario o dañar tu cuerpo irreversiblemente.
¿va a haber una oleada de suicidios?
Es imposible vivir sin entender discursivo - materialmente la muerte.
Comentarios
Me alegra que María José saque este tema. Que no es fácil, desde luego, pero la entrada me ha dejado un tanto perplejo. Para empezar, si vivir es “apagarse lentamente”, como parece indicar el título, no sé qué tendría de mejor “apagarse rápidamente” mediante el suicidio. En cuanto a los argumentos “a favor de la vida”, echo en falta uno que me parece básico y tradicional (por lo menos desde Aristóteles). El suicidio es problemático porque supone un daño, no al propio sujeto moral, que de tener éxito en la tarea dejaría de serlo, sino a su entorno, a la comunidad. Ojo, no a la “humanidad” en abstracto, sino a otros seres humanos concretos y tangibles. No necesariamente porque sea una buena persona; podría argüirse que el suicidio de Hitler debería haber sido impedido (de haber sido posible hacerlo) para no hurtar a sus víctimas que se hiciera justicia. En el juicio moral hay que ir caso por caso. No es lo mismo el suicidio de Hitler que el de Ramón Sampedro (sobre el que por cierto, hay que leer lo escrito por Javier Romañach en: www.cuentayrazon.org/revista/pdf/135/Num135_009.pdf), que el de la protagonista del cuento “Irse de esta manera” de la siempre recomendable Lorrie Moore, que yo mismo analizo en el capítulo 9 de “Bioética para legos”: http://www.plazayvaldes.es/index.php?s=libro&id=1285. Permítidme (espero no resultar “paternalista”) que termine con una cita de ese relato, que desmitifica muchos tópicos sobre el “suicidio racional”: “es como si tu muerte y tú os miraseis a la cara como dos solitarios en un bar de solteros, que apenas se han hablado. No os habéis besado ni tocado en realidad, pero estáis dispuestos a meteros en la cama juntos”.
Suicidio y Razones
"En cuanto a los argumentos “a favor de la vida”, echo en falta uno que me parece básico y tradicional (por lo menos desde Aristóteles). El suicidio es problemático porque supone un daño, no al propio sujeto moral, que de tener éxito en la tarea dejaría de serlo, sino a su entorno, a la comunidad. Ojo, no a la “humanidad” en abstracto, sino a otros seres humanos concretos y tangibles."El suicidio puede suponer un daño a la comunidad. Supongamos que mi suicidio causase un daño psicológico a mis familiares y amigos. ¿Eso me da necesariamente una razón para no suicidarme? ¿Por qué? Supongamos que Pedro es homosexual y que vive en un hogar muy conservador. Si reconociese y viviese con naturalidad su homosexualidad, su familia y amigos sufrirían unos daños idénticos a los que mi familia sufiriía si yo me suicidase. ¿Eso le da necesariamente razones a Pedro para no reconocer su sexualidad? ¿Por qué? En general, ¿por qué los daños que puedan sufrir los demás me dan razones a mí? Sabiendo que los demás sufrirían si nos matásemos no tenemos todavía razones para no suicidarnos. Hace falta algo más.
Quemarse
Muchas gracias por los comentarios. De verdad. Antes de nada, me gustaría disculparme con aquellas personas que se hayan sentido ofendidxs con este post. No era esa la intención. Quizás el tono no era el mejor para hablar de este tema, era tan sólo un reflejo de cómo se trata en los foros de internet. En cualquier caso, si el administrador admite que siga público, se admite cualquier tipo de crítica en el foro. Para eso está. Cambiando los tonos, la verdad es que los comentarios han dado de lleno en la llaga. El principal (y casi me arriesgaría a decir único y mayor) daño moral del suicidio, es la repercusión que tiene en el entorno más inmediato de la persona. No siempre recuperable. Su efecto, de onda expansiva, implica tanto dolor y frustración, que aunque sea en algunos casos reparable, sólo por aquellos en que no lo es, le convierte en un acto poco respaldable.Ahora bien, como muy bien apunta Ángel, tiene que haber algo más. La elección de vivir o no, no puede depender tan sólo y unicamente de ello. Sobre todo, porque esta vez he escogido el suicidio, pero en general, el tema de raíz, de fondo, es la muerte. Carecemos de una cultura de la muerte. Estamos rodeados de libros de autoayuda, de estrategias de consumos que nos ayudan a reconducir nuestros deseos de vida. Y cuando se nos plantean casos delicados, complejos, o en los que esas estrategias ya no sirven (encarnizamiento terapéutico, suicidio, aborto, eutanasia, etc.), no sabemos articular los discursos.La base del suicidio siempre ha intentado abordarse bien desde una base psiquiátrica (¿qué se puede esperar de tal individuo?) o de base social (Durkheim). Lxs suicidas son sujetos incómodos en su entorno. No están de moda. Ni pueden hacer pompa u orgullo de sus intentos. O consolarse, si no es pagando. Son sujetxs tremendamente incómodos, porque no entran dentro de ningún orden. Ponen bajo sospecha cada uno de los imperativos más sagrados de la vida, que hemos asumido y guian nuestras biopolíticas. Nuestros imperativos de supervivencia. Nuestras formas de resistencia. Son rarxs. No parecen de nuestra especie, diría algún analítico que me viene a la cabeza. Forman parte de un orden distinto del que paradójicamente, las condiciones de posibilidad de agencia son vacías, imposibles.Lxs suicidas son el deseo axfisiado, lo que no significa que no tengan anclajes vitales por los que tirar, luchas y dejarse apagar lentamente, tirando por su sufrimiento, lo que indica que son anclajes fortísimos, tremendamente importantes para ellxs, aunque el entorno no lo sienta así a veces.Algunas alternativas que se planteas es precisamente el coimplicarse en realizar nuevos agenciamientos de deseo entre todxs. No sé qué significa realmente, pero es por dejar alguna rendija abierta :)Muchas gracias por vuestra atención.Muchos besos,Mariajopd. Lo del título, iba por Kurt Cobain. Que era la esperanza de mucxs de nuestra generación y mira...se fue diciendo Más vale quemarse, que apagarse lentamente. Anda queeeee. :) Muxus
taller de eutanasia
Noticia sobre un polémico curso (para mayores de 50) en Canadá, sobre técnicas de suicidio y eutanasia: http://www.nationalpost.com/news/world/Euthanasiaworkshopstestlegalboundaries/3660698/story.html
Una decisión propia
Si se concibe la vida como una sucesión de decisiones con sus consecuencias, positivas y negativas, el caso del suicidio parece adquirir un aspecto bastante menos controvertido. El ser humano está condenado a elegirse en cada acción llevada a cabo durante su desarrollo vital, de la primera a la última. Es precisamente esta última la que centra nuestra atención y el hecho de que sea la última de una larga lista de decisiones, además de demostrar que su naturaleza no es tan diferente a la del resto, nos permite equipararla con otras habitualmente consideradas menos trascendentes.
Y es que, visto desde una cierta distancia, con la fría perspectiva que ésta otorga, parece que el proceso de deliberación previo al suicidio no debe de diferir demasiado del propio de la toma de muchas otras decisiones: el sujeto en cuestión valora las consecuencias positivas y negativas que su acción acarreará, y si las del primer grupo superan a las segundas se decantará por llevarla a cabo. Es cierto que esta valoración es, como todas, esencialmente subjetiva, pero no lo es menos que cada individuo está en pleno derecho de ejercer esa subjetividad, más aún cuando es él quien padece las vicisitudes de su situación.
Cuando se alude al dolor de las personas vinculadas al protagonista como razón suficiente para eludir el suicidio, a menudo se pasa por alto este factor determinante. El suicidio, en la mayoría de los casos, es el paso último de un camino bastante más largo. Me niego a considerar el suicidio como un acto impulsivo y plenamente irracional, si alguien toma la decisión de suicidarse es porque, tras una compleja deliberación, ha considerado que los efectos que su muerte causará en los individuos de su entorno representan para él algo menos doloroso que su vida. Probablemente, la razón por la que se tiende a separar la decisión de suicidarse de muchas otras igualmente generadoras de dolor esté relacionada con la creencia intrínseca a nuestra cultura, de que las decisiones relacionadas con la vida y la muerte sobrepasan la frontera de lo propio y pertenecen a la jurisdicción de algún tipo de ente superior. Nuestras sociedades parecen no estar convencidas todavía de que la elección entre vivir y morir nos corresponde a nosotros y consideran aún que debemos vivir simplemente porque nos toca seguir viviendo. Lo cierto es que si no, no se entiende por qué se le podría negar a un individuo su derecho a decidir, aunque su decisión sea la de dejar de decidir.
Omar García Zabaleta
Diferentes circunstancias.
El suicidio no está penalizado, por la sencilla razón de que no puede condenarse a una persona que ya está muerta. El auxilio al suicidio sí, (no pensemos solamente en suicidios asistidos de personas postradas o desahuciadas) sino que también se dan casos en que un tercero anima a alguien que está pensando en suicidarse, poniendo a su alcance los medios (como un arma, veneno, una soga,etc). También la condena social es tremenda para los familiares del suicida; tiende a culparse a todos aquellos que "pudieron hacer algo" para evitarlo. Si no se debe a una baja de litio o a una falta de vitaminas, creo que puede hablarse de una decisión libre y soberana. De estos últimos, creo que debe analizarse caso a caso: siempre será penoso cuando un adolescente o un joven profesional exitoso decide quitarse la vida. Es que habiendo tanta gente luchando por sobrevivir un día más, resulta incomprensible que alguien que tiene la posibilidad de hacerlo, la rechace. Más paradójico resulta cuando uno ve a través de los medios de comunicación que en los países más pobres, la gente lucha desesperadamente por sobrevivir y en los países más ricos, ya no quieren seguir haciéndolo. Otros en cambio, me resultan una decisión respetable. Un ejemplo de ello, es el suicidio de Salvador Allende, quien fiel a sus ideales hasta el final, prefirió quitarse la vida antes que caer en manos de los traidores militares. De esta manera, su mensaje, proyecto y obra han permanecido plenamente vigentes en el tiempo y hasta el día de hoy, Allende se erige como uno de los pocos ídolos de latinoamérica y es un referente a nivel mundial de consecuencia.