Publicado un Informe que analiza cómo se dan las noticias sobre casos de violencia en los que están implicados menores y cómo debería hacerse.

CÓMO INFORMAR SOBRE MENORES Y VIOLENCIA
Javier Fernández Arribas y Myriam Noblejas (coords.): Cómo informar sobre infancia y violencia. Valencia, Centro Reina Sofía, 2007.
Este Informe, en el que se analiza cómo suelen darse las noticias sobre violencia en las que están implicados menores y cómo debería hacerse, sigue ganando reconocimientos públicos pocos meses después publicarse. A principios de este mes ha recibido el Premio UNICEF-Comité Español 2008 en la categoría de Comunicación.
Las noticias sobre casos de violencia en los que están implicados menores (como la violencia en el entorno escolar o mobbing, los sucesos especialmente graves como asesinatos protagonizados por menores, fenómenos emergentes como la grabación con móvil de agresiones o el creciente número de agresiones a los padres por parte de sus hijos) suelen atraer mucha atención mediática y provocar alarma social. A su vez este tipo de contenidos influyen poderosamente en los más jóvenes, provocando que estas conductas no sean debidamente valoradas y rechazadas, e incluso que sean imitadas en ocasiones.
El tratamiento informativo de estos temas por parte de periodistas y medios debería ser especialmente cuidadoso y responsable, cosa que lamentablemente no ocurre en demasiados casos. Analizar algunos de estos episodios, conocer la opinión de los profesionales sobre su tratamiento habitual, proponer algunas medidas y, cuando menos, suscitar el debate colectivo sobre este tema fundamental son los objetivos de este Informe.

CONTENIDO DEL INFORME
a) El Informe se abre con una presentación sumaria de los distintos tipos de violencia y de aquellos factores de riesgo que pueden promoverla, a cargo de José Sanmartín, Director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
b) sigue la presentación que varios periodistas hacen de algunos de estos casos, seguramente los más significativos de los últimos años y que están en la memoria colectiva de todos: el caso de Jokin, el del ‘asesino de la catana’, el de Alcasser, el de ‘la niñas de San Fernando’, etc.
c) a continuación se resume el tratamiento informativo y el uso de fuentes informativas en estos y otros casos similares
d) también se recaba la opinión de algunos expertos en periodismo, ética de la comunicación o psicología, expuesta en forma de breves reflexiones de una o dos páginas de extensión
e) se presenta el resultado de una encuesta sobre el tratamiento informativo de este tipo de contenidos realizada entre 775 periodistas
f) finalmente se plantean una serie de sugerencias acerca de cómo debería ser el tratamiento informativo de este tipo de contenidos.
El Informe, editado en forma de libro, está acompañado también de un CD con información adicional, que incluye el seguimiento de noticias de estos temas durante una semana (de prensa, de radio, etc.) y una recopilación de legislación y códigos de ética nacionales e internacionales sobre la infancia en general y sobre su tratamiento informativo en particular.

LA ENCUESTA ENTRE LOS PERIODISTAS
Una aportación relevante del Informe son los resultados de una encuesta a 775 periodistas (y algunos expertos en comunicación) acerca del tratamiento informativo de este tipo de cuestiones, ya que arroja un estado de la cuestión a partir del cual sacar algunas conclusiones.
Así un 83% de los profesionales encuestados considera que sólo se presta atención a este tipo de hechos cuando se trata de sucesos especialmente llamativos. Este dato viene a confirmar un rasgo no por conocido menos preocupante: el sesgo de los contenidos de los medios hacia informaciones susceptibles de provocar curiosidad y alarma social; y no análisis y reflexión colectivas.
Un 87% de los encuestados entiende que “la violencia perpetrada por menores se ha convertido en un asunto preocupante que requiere atención para que no se nos vaya de la mano en el futuro”. La toma de conciencia por parte de los periodistas de la importancia de este tema todavía queda más clara cuando un 97,6% de los encuestados responde que, dado que hay menores implicados y que también podrían verse afectados otros menores por el contenido de estas informaciones, éstas deberían ser elaboradas con el mayor cuidado.
Sin embargo, esta toma de conciencia parece que se queda sólo en eso y tiene pocos efectos prácticos. La información no suele darse correctamente (basta repasar el relato del tratamiento periodístico de los casos más llamativos que contiene el propio Informe).
Por ejemplo, es habitual que las imágenes disponibles de estos casos se difundan una y otra vez en los medios o que se den detalles sobre el modo en que han actuado los menores, cosas ambas que pueden servir de modelo o actuar como incentivo para que otros menores repitan este tipo de acciones. Incluso no han faltado casos en que se ha pagado a los menores (¡!) para obtener imágenes o declaraciones suyas, lo que constituye una ‘recompensa’ (además de la notoriedad o la ‘celebridad’ de salir en los medios) que distorsiona enormemente la percepción valorativa de estos hechos. No debe extrañarnos por tanto que un 65% de los periodistas encuestados considere que los contenidos de los medios “fomentan la violencia contribuyendo a que los menores la asimilen como algo natural y cotidiano”.
No faltan otras contradicciones evidentes en la conducta de periodistas y medios. Así, un 91,3% de los encuestados considera que “la opinión de los expertos resulta imprescindible para contextualizar las causas y las consecuencias de este tipo de sucesos”. Sin embargo, a la pregunta sobre el rigor en este tipo de informaciones, el 64% de los encuestados responde que “la mayoría de los medios está dando cabida a todo tipo de sucesos, informes y encuestas sin contrastar rigurosamente la fuente de la que proceden”. Los expertos lo son si merecen esa consideración y respeto, lo que obliga a contrastar y atribuir adecuadamente las fuentes de este tipo. Expertos y tertulianos, por no hablar de los cotillas, son cosas muy distintas que, lamentablemente, se confunden demasiado a menudo en nuestro país.
En lo que parece haber mayor acuerdo es en las medidas que podrían mejorar estas prácticas periodísticas. Así, un 65% de los encuestados considera que los medios deberían contar con periodistas especializados en asuntos relacionados con la violencia. Mientras que un 88% de los encuestados considera que “son necesarios los códigos éticos a la hora de informar sobre la infancia”.
Afortunadamente en relación a todo este tipo de cuestiones (violencia infantil, violencia de género, diversidad funcional o discapacidad, etc.) cada día son más los periodistas que no sólo admiten sino que incluso reclaman la existencia de unas directrices éticas para guiar su actividad.
Esperemos que esta buena disposición se haga realidad también a la hora de conocer, difundir y aplicar este tipo de directrices, de las que ya hay numerosos ejemplos y que sin embargo suelen ser desconocidas para la mayoría de los profesionales. Y difícilmente puede cumplirse o seguirse unas recomendaciones que ni siquiera se conocen.

ACCESO AL INFORME COMPLETO
Se han editado más de 10.000 ejemplares del Informe para, entre otras medidas, distribuirlo gratuitamente entre todos los periodistas de la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España), con el ánimo de hacer llegar sus consideraciones al mayor número posible de profesionales.
El informe también es accesible y puede descargarse por entero en la página web de la APM (Asociación de la Prensa de Madrid): http://www.apmadrid.es/content/view/1100/283/
La realización y publicación del Informe ha venido acompañada de una serie de actividades complementarias, como un Taller de Formación para profesionales de los medios que impartió el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia (http://www.centroreinasofia.es/) en Valencia, donde está su sede, en 2006. O uno de los  Cursos de Verano de El Escorial (“Violencia en la infancia. Educación e información”) celebrado en agosto de 2008.
Esta iniciativa viene así a sumarse y complementar otras que ya se habían dado anteriormente en relación al tratamiento informativo de informaciones en las que están implicados menores.
Por ejemplo, el manual sobre cómo tratar y proteger a los menores en la información periodística titulado “Pequeñas manos” y  editado en su día por la Unió de Periodistes Valencians (http://www.unioperiodistes.org/web/principal.php).
O las “Directivas de la FIP para profesionales de los medios sobre Derechos de los niños y  Medios de Comunicación” y los “Principios éticos de UNICEF para informar acerca de la infancia” publicados en su día (ambos documentos recogidos en el primer capítulo de Hugo Aznar: Pautas éticas para la comunicación social. Valencia, Servicio de Publicaciones de la Universidad CEU Cardenal Herrera, 2005).
Esperemos que esta labor, tanto la de realizar el Informe como la de distribuirlo y darlo a conocer, tenga el efecto de sensibilizar a todos acerca de esta importante cuestión y muy especialmente a quienes tienen la responsabilidad principal: medios y periodistas.