En El País Negocios del 6 de noviembre de 2011, Bob Diamond, consejero delegado del grupo Barclays, escribe una columna titulada "Los bancos deben ser buenos ciudadanos". He aquí el vínculo:

http://www.elpais.com/articulo/empresas/sectores/bancos/deben/ser/buenos/ciudadanos/elpepueconeg/20111106elpnegemp_6/Tes

Diamond dice estar "comprometido" con una transformación de los bancos para que se parezcan más a empresas como Pepsico y Nestlé, que según él, tienen un perfil social más responsable que los bancos. Esa idea, enormemente cuestionable proviene posiblemente de encuestas de percepción de los consumidores, y ejemplos que se estudian en Escuelas de Negocios, donde algún ejemplo hay que poner de multinacionales con alguna política social, o que cooperan con alguna ONG.

Que después del desastre en gran medida causado por la irresponsabilidad y la codicia de los bancos y demás intermediarios financieros, por su incapacidad de auto-regularse y tener en cuenta las consecuencias sociales de sus políticas y decisiones; por su desprecio a las propuestas de códigos de buen gobierno que se plantearon en todos los mercados, o su hipocresía en relación a las mismas; después de una época de fraude y engaño generalizado, consentido por los reguladores, aceptado por los consumidores a cambio del beneficio a corto plazo que representaban los créditos baratos y las revalorizaciones inverosímiles de sus viviendas, pero protagonizado principalmente por la banca; que después de todo esto, sea ahora cuando un consejero delegado de un banco caiga en la cuenta de que los bancos tienen que ser buenos ciudadanos, es un poco irritante.

Más vale tarde que nunca. Pero  hay que recordar que modelos alternativos de banca comercial, realmente comprometidos con el bienestar de las comunidades existen por lo menos desde los años setenta. En la página de Grameen Bank, el banco fundado por M. Yunnus, se explica que la idea se remonta a 1976, cuando Yunnus ideó un sistema de crédito para los más pobres. Desde entonces, ese banco se ha diversificado y ha crecido mucho. No sólo ha conseguido sacar a muchas personas, en su mayoría mujeres, del círculo de la pobreza extrema, sino que ha generado beneficios, permitiendo un crecimiento sostenido de sus actividades, cada vez más diversificadas (seguros, creación de empresas, extensión de servicios públicos básicos, fomento de la educación, etc.).

En la empresa, nada es blanco ni negro. Tanto Yunnus como la idea del Grameen Bank, tendrán sus detractores. Lo mismo sucederá con otras iniciativas de "banca cívica" o "banca ética", centradas en la financiación de proyectos sostenibles, o en los servicios a grupos marginados del sistema bancario ordinario, etc. Pero la cuestión es que estos modelos tienen décadas. Los códigos de buen gobierno (la advertencia que suponían sobre los excesos de los directivos de empresas cotizadas) tienen décadas. Los trabajos teóricos y aplicados sobre las nociones de responsabilidad empresarial y ciudadanía corporativa tienen décadas. Las mismas personas que ahora se "comprometen" a que los bancos sean "buenos ciudadanos" estudiaron seguro en sus MBAs módulos de ética y responsabilidad empresarial, pero ni los creyeron ni los aplicaron.