A colación de los comentarios de Antonio Casado da Rocha en El hombre y la tierra y el oso, se me plantean las siguientes cuestiones, aunque, como seguramente extravasan los temas planteados por él, prefiero plantearlos como una nueva entrada.
Parece que es cuestiona en el post al que me refiero es el modo en el que en el caso de la película Grizzlie Man se deja de lado groseramente la asunción de aquello en lo que consiste la vida en un entorno no regulado por los seres humanos, así como la experiencia vital que lleva a tal asunción. (Por cierto, no he visto la película, me refiero a ella únicamente en base a la descripción que de ella hace Antonio Casado da Rocha). Ahora bien, me gustaría plantear otra cuestión al hilo de esto, en relación con la idea de que tales reglas de juego (las presentes en el mundo no domesticado por los seres humanos) son en sí algo o bien valioso o bien no susceptible de ser valorado. Lo haré a colación, precisamente, de casos como el relatado en Grizzlie Man. ¿Qué consideración ha de hacerse de la ponderación entre los daños y beneficios sufridos en el llamado “mundo natural”? Para plantearlo en otras palabras: en la cantidad de sufrimiento comparada con la cantidad de disfrute que los seres con la capacidad de sentir estos padecen en circunstancias en las que la mano humana no interviene. Hay un artículo disponible en la red que trata esta cuestión: Alan Dawrst, “The Predominance of Wild-Animal Suffering over Happiness: An Open Problem,” A Collection of Essays on Utilitarianism, 2007, http://www.utilitarian-essays.com/suffering-per-kg.html. Sus cálculos me parece que en algunos lugares pueden ser poco precisos, aun así, creo que su argumentación tiene sentido.
Holmes Rolston trató también esta cuestión, hablando de las distintas dimensiones del que llamó “desvalue en la naturaleza”. Lo que sucede es que lo consideró un mal menor desde su posición teológico-antropocéntrica. Pero si dejamos de lado un planteamiento de este tipo el problema que aquí surge es el siguiente. La muerte de seres humanos en las garras de animales no humanos en un bosque se nos presenta como algo lamentable y se asume que, de poder ser evitada, debería serlo. Ahora bien, a no ser que asumamos una posición especista, de aquí se ha de inferir la misma conclusión en el caso de animales no humanos.
Hay aquí una respuesta posible. Podemos decir que nuestras tentativas de intervención causarían más daño que bien. Ello no implica, con todo, una respuesta normativa: se trata de una restricción meramente fáctica: si fuese ciertamente posible una intervención en este sentido que paliase los daños sufridos por los animales, esta respuesta obviamente se tornaría fuera de lugar. Y sospecho que sí habría intervenciones de este tipo plausibles. Ha de tenerse en cuenta, por otra parte, que este argumento se sostiene en la medida en que el argumento de Dawrst no sea atinado. Si, por el contrario, este está en lo cierto, entonces pasaría a tener un escaso peso.
Las consideraciones de este tipo resultan a menudo escandalosas a toda una serie de éticos ambientales, pero a menudo ello es porque asumen que la satisfacción de los intereses humanos tiene prioridad, que hay una diferencia fundamental entre como nos hemos de comportar moralmente con los animales humanos y los no humanos, etc. Desde el momento en que rechazamos tal idea, el problema surge en toda su magnitud.
(Por cierto, como último comentario indicaré que el concepto de "mundo natural" me parece bastante problemático por distintos motivos, no obstante he optado por su uso para una mayor comprensión de lo que he buscado indicar aquí).
Comentarios
Una corrección en el enlace acerca del desvalor en el mundo natural
He detectado que el enlace incluido en esta entrada al artículo citado no es correcto. Tal artículo puede encontrarse, sin embargo, aquí:http://masalladelaespecie.files.wordpress.com/2010/05/wild-animals.pdf