La iglesia católica ha lanzado una campaña publicitaria en contra del aborto. En ella se ve la imagen de un lince junto a un/a bebé. Sobre el lince se lee un sello "lince: protegido", ante lo cual un texto junto al/a bebé dice "¿Y yo...? Protege mi vida". En declaraciones presentando la campaña, el portavoz de la Conferencia Episcopal, Martínez Camino, ha sostenido que se defiende más a la fauna que a la vida humana.
Haré tres comentarios acerca de esta campaña:
(1) La campaña, o al menos el portavoz de la iglesia, confunde la defensa de los individuos con la de las especies.
Las leyes conservacionistas buscan que estas últimas pervivan, no se preocupan como tal de sus miembros (esto tiene su expresión más clara en el caso de los animales recluidos en zoos para la conservación de su especies). Por ello no hay problema en la muerte de los animales que no pertenecen a ciertas especies susceptibles de desaparición.
Así, quienes han diseñado la campaña podrían haber puesto un toro, o una foca, o un pez, o un pollo, o una vaca al lado del lince y poner la misma pregunta "¿y yo?".
(2) Es manifiestamente falso que a los animales se les proteja más que a los niños o los fetos.
Actualmente es perfectamente legal matar, mutilar, causar sufrimiento o recluir a los animales no humanos, incluso en grandes números. Innumerables negocios, perfectamente legales, se basan en tales prácticas. De hecho, no sólo los niños, sino también los fetos tienen más protección, pues hay muchas más dificultades para abortar que para realizar prácticas como las arriba descritas.
Así, quienes han diseñado la campaña podrían haber puesto a un niño (o, para ser más sinceros, a un feto o un embrión) al lado de un toro, o una foca, o un pez, o un pollo, o una vaca al lado del lince y poner la misma pregunta "¿y yo?". Resultaría muy extraño. Si se cumpliese la idea que transmite la campaña se seguiría que podemos usar a fetos y niños para fabricar abrigos, para llenar las jaulas de los zoos, para la confección de productos cárnicos, etc. Sólo los defensores de los animales no humanos adoptarían a este respecto una posición consistente con lo reclamado por la campaña, al oponerse a que tales usos tengan lugar tanto en el caso de los seres humanos como en el de otros animales.
(3) La campaña ataca a los animales no humanos innecesaria e irresponsablemente.
Como ya se ha comenzado a indicar en los distintos comentarios que esta campaña ha suscitado en internet, lo más lamentable de esta es que trasciende el debate sobre el aborto. Esta campaña es una clara defensa del especismo. Más aun, supone abrir una vía de enfrentamiento con quienes se oponen a la explotación de los animales no humanos, despreciando los daños que estos padecen.
Y lo curioso es que tal ataque a la defensa de los animales no humanos resulta totalmente innecesario para la reivindicación del punto de vista de la iglesia católica. Los representantes de esta podrían haber desarrollado su campaña antiabortista sin abrir esta línea de confrontación. Los animales no humanos no tienen ninguna responsabilidad en que se aborte o no, y es verdaderamente lamentable que se desprecie así la causa de quienes luchan contra los daños que sufren diariamente. Ello ayuda a que tales daños continúen.
Comentarios
¿No hay lugar para la consideración moral de los animales en el cristianismo?
Comparto plenamente los tres comentarios de Óscar sobre la polémica acerca del aborto. El más importante de los tres es, desde mi punto de vista, el tercero: ¿por qué atacar a los defensores de los animales no humanos y a los animales mismos si el debate sobre la consideración moral de los animales y el debate sobre la consideración moral de los embriones o los fetos no están estrechamente unidos?Con este ataque, la jerarquía eclesiástica española no solamente ataca a los defensores de los animales y a los animales mismos, sino que ataca a su vez a los principales autores de la denominada "teología de los animales", cuyo principal representante es Andrew Linzey. Los mandatarios de la iglesia católica en España han demostrado con ello, una vez más, su desprecio por cualquier tipo de interpretación heterodoxa de la Biblia.¿Hay lugar para la consideración moral de los animales en el cristianismo? Obviamente los mandatarios de la iglesia católica española opinan que no. Sin embargo, Linzey considera que la teología cristiana es capaz de proporcionar algunas categorías conceptuales perfectamente compatibles con la consideración moral de los animales no humanos. Como ejemplo principal (aunque hay otros) suele aludirse a la doctrina de la encarnación: la idea básica consiste en que los animales no humanos, en cuanto creación divina, deben ser objeto de honor y respeto.Tal y como yo lo veo, los argumentos teológicos no suman nada especialmente importante al debate sobre la consideración moral de los animales no humanos en el contexto de una bioética secular, de hecho yo diría que son irrelevantes e incluso en ciertos casos inadecuados. Sin embargo, me parece interesante hacer notar que existen interpretaciones heterodoxas de los textos bíblicos y que algunos autores se han esforzado en incluir el debate sobre la consideración moral de los animales en la agenda de las dicusiones teológicas cristianas. Sin embargo, como ya viene siendo habitual, los mandatarios de la iglesia católica española han puesto de manifiesto su conservadurismo extremo a la hora de interpretar los textos bíblicos, atacando con ello no solamente a los defensores seculares de los animales y a los animales mismos, sino también a los posibles defensores de los animales que se basan para ello en las interpretaciones heterodoxas de la Bilblia. Me temo que el pluralismo no es el punto fuerte de la iglesia española, ni siquiera entre sus propios correligionarios.